Positivar
- Aloïa
- 28 nov 2020
- 1 Min. de lectura

Este segundo confinamiento me da una segunda oportunidad para aprender a amarme. Una nueva introspección... Siempre está el vaso medio vacío o el vaso medio lleno ... Elegí mirar el vaso medio lleno. La máscara oculta la parte inferior de la cara y me obliga a mirarme a los ojos. ¿No son los ojos las ventanas del alma? Esta es una buena manera de conocerse directamente por el alma sin ser influenciados por una sonrisa, un maquillaje, una expresión… Mirándose a los ojos, También me confío en mí mismo. Durante algún tiempo estoy sacudida, hasta estar patas arriba. Las heridas internas más profundas se elevan a la superficie. Vienen de lejos, de mi infancia y aún más... de mis antepasados... Cosas olvidadas, enterradas, reservadas, escondidas bajo la alfombra... Se reactivan por duelo, enfermedad, separación, aislamiento, una pérdida de trabajo... Hoy es hora de actualizarlos, para acompañarlos a la luz para que sean purificados. Es hora de perdonarme a mí mismo y a los demás: mis padres, mis hijos, mi cónyuge, mis ex, mis profesores, mis vecinos, mis amigos... a todas las personas que he conocido en mi vida. A veces sólo un minuto, a veces muchos años. Mis errores son perdonables cuando los acompaño conscientemente a la luz del Amor. En el momento en que hice estas cosas que me culpo, No tenía la información que tengo hoy. Agradezco mis errores que me enseñan tanto. Eso me permite seguir adelante. Gratitud a la Fuente para darme, gracias a este período de grandes cambios una oportunidad de moverse más rápido para ser cada vez más yo mismo.
Commenti