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Foto del escritorAloïa

Experimento Covid.


Sentí, desde las primeras semanas de diciembre, la necesidad de hibernar y no querer participar en las grandes agapes de fin de año. El Gran Espíritu me escuchó y me dio un regalo precioso el 22 de diciembre: Covid.


Diez días fuera de tiempo, sociedad, medios de comunicación, redes sociales... El cerebro puesto en hibernación total. Imposible leer, escribir, comunicar... Un vacío total beneficioso. El cuerpo completamente agotado sin ninguna reacción. Durante los primeros tres días sin siquiera comer ni beber, lo que me permitió una gran limpieza física. El agotamiento y la falta de aliento debido a la tos me impedían hablar, pero no tenía ganas. Me quedé conmigo mismo. Fui bueno conmigo mismo. Las noches eran más difíciles, agotadoras porque delirantes, sensación de flotar entre mundos diferentes, con mareos al despertar. Pero me permitieron limpiar muchas más pequeñas cosas gracias a los muchos mensajes que recibí.

Tuve una experiencia increíble de volver a mí mismo. Mi alma siempre permaneció en la Alegría y ella me llamó a sentirla cuando la mente quería reanudar el servicio. La vi radiante y me sentí tranquilizadora. La convalecencia que siguió durante días y días, me permitió poner en marcha los cambios que tengo que hacer en mi vida, para prepararme para la limpieza de primavera.

Mi respiración volvió poco a poco, mi mente también, pero calmada, más consciente.

Gratitud por estas semanas de pausa interior que han anclado en Mí, calma, determinación, voluntad y confianza.

Hoy estoy resurgiendo, estoy reanudando el curso de mi vida terrenal.

Gracias por sus oraciones, sus pensamientos y sus hermosas energías que me han acompañado a lo largo de este período.


Dominique Pélissier.


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